Una encrucijada estética en Artigas: entre el realismo socialista y el concretismo

Resumen

El artículo explora la posición ambivalente de Artigas en el debate político-cultural de la Guerra Fría durante la década de 1950, donde se oponían dos movimientos artísticos preponderantes. Por un lado, el realismo socialista, tendencia que ganó fuerza en la Rusia postrevolucionaria, sobre todo a partir de la subida al poder de Stalin, al colocarse como el nuevo arte de las masas proletarias, en las directrices de la política cultural común a diversos partidos comunistas. Y por otro lado, el concretismo, visto ya en aquel momento como una nueva vanguardia moderna de abstracción geométrica, aunque era atacado por los militantes comunistas, por sus supuestos vínculos “imperialistas”. Para demostrarlo, mapeamos el tratamiento que el arquitecto da a cada vertiente, por medio de dos fuentes simultáneas. Una se refiere a los textos y cursos dictados por Artigas, que permitieron percibir las transformaciones del significado que aquellos movimientos sufrieron a lo largo de su carrera. La otra es la de sus proyectos, donde estudiamos dos casas paradigmáticas: la casa Olga Baeta, de 1956, y la Rubens de Mendonça, de 1958. Aunque la primera sea normalmente vista como “realista socialista”, y la segunda como “concretista”, el análisis de los planos no permite una vinculación estricta con ninguna de estas. Ambas posiciones se encuentran en franco mestizaje en las dos casas y son desarrolladas de modo inconcluso, lo cual revelaría la encrucijada cultural en que Artigas se encontraba. Callejón sin salida presente en sus obras y textos, que concierne no sólo al desarrollo formal que cada frente le abría, sino también a su vinculación a proyectos políticos y nacionales de gran envergadura.